domingo, 17 de febrero de 2013

Dudosos inventos VIII

Amar el desastre, sin inútiles palabras
no hay chiste que se compare a la sensación que es como el sol
por lo tanto; bufones afuera
todos váyanse, hoy no quiero a nadie, estoy gruñón
y ahí va la primera persona de nuevo
¿no puede haber un río sin mí?
¿una mirada desposeída?
¿acaso no hay, entre toda la escritura, algún insecto admitido?
Las cálidas mariposas crujen entre mis dientes
y las piezas de ajedrez acusan desde lo alto
en nombre del gran lucro caen los amores
que se consumen en entrañas
y bajo las cloacas sin joyas nace el cielo
desprovisto de burlas de cursilería, se eleva majestuoso
se choca con los muros, cambia de color
grita, se desmaya
qué pobre ejemplo de cielo, el único posible
ayer era un caballero medieval
hoy me vuelve a dar risa

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