jueves, 31 de mayo de 2012

Ella

Ella viene
Y se va
A posar desde su lejanía
Ocultando lo mismo que sus labios
Revelando la mirada impredecible
Que con ojos de pájaro acaricia al mundo
Dándome el mágico arte
El hermoso arte
El putrefacto arte
Dándome su mano
Que con las cuerdas
Toca mis oídos
Embriagándolos de encanto

Ella nada
Un océano
Donde no hay que pensar
Donde la risa esquiva
Es el viento que recorre
Su propio mar tejido
Entre infiernos y vida
Que habitan en su canto silencioso
En la cadencia de lo cotidiano
Que silba tímidamente su querer
Y llora imperceptible sin razón
Porque no hay razón
Jamás fue bienvenida

Ella viene
Y se va
Yo me quiero ir con ella
Zarpar a la luna para siempre
Con las estrellas en el rostro
Y el sol en el pecho

Ella es arte
Y luego cae
Yo quiero ser en su universo

sábado, 19 de mayo de 2012

Lenguaje

Mis piernas llegan a su destino, quedan inmóviles en la tranquilidad del hogar. Sin incertidumbre, sin ambición de conquista, estáticas. En la quietud nace el momento de más arte, se dilucida la niebla de los ojos, y el frío de la noche hiela mis huesos pero enciende mi alma. Todo lo recorrido bajo el sol se condensa, los movimientos se confunden en palabras falsas, pero bellas. Surgen de un brillo como de luz, imperceptible ante cualquier mirada, que corrompe con el lenguaje indigno, e inventa la engañosa verdad. Flaquea mi mente, desolada, en un vano intento de conciliar las palabras con las cosas. Vaga errante por un mar de definiciones inexistentes en el mundo. Mira las olas de espuma y aguas heterogéneas, con ojos que realmente desean ser alas para remontar el cielo inalcanzable. Bajo la decepción de la imposible tarea, se oculta mi cabeza en el umbral que la separa a sí misma y a los verbos. Desespera y se calma en los labios cómplices, que pronuncian algo que jamás quiso decir, que nadie jamás sabrá.

 

jueves, 3 de mayo de 2012

[Incompleto]

En el espejo hay agujeros negros
Son ojos jóvenes que nunca han visto
Fuera del dulce beso del engaño
Desde donde caigo y vuelvo a empezar

Por qué, vida, me das ansiedad en el pecho
Y jadeos tartamudos en el aire
Por qué no me dejás volverme loco
Ya ando harto de esta quietud

No se pueden vomitar las tristezas
Tampoco ayudan gritos o patadas
Tarde o temprano debo admitir
Que tu nombre es un monstruo glorioso