martes, 22 de octubre de 2013

Sinsentidos

Qué frágil el espíritu humano. Distorsionados nuestros espejos, muchas veces necesitamos de los otros para recordarnos quiénes somos (no somos pasivas estatuas o pantanos profundos y horribles). Frecuentamos voces que nos rondan y escupen negatividad, señalan inseguridades. Suelen gritar ¡No! Incansablemente nos hemos vestido con los ropajes de nuestros propios verdugos, palabras frías, silenciosas, y uno se convierte en una negación, en una barrera. Es la ceguera más ridícula y, sin embargo, la más certera, que tiene el arte de tergiversar, nutriéndose en nuestro abatimiento.

(Yo cubro todo de un manto de seriedad. Tal vez el secreto, la vergüenza, tengan su oscuridad personal, pero los problemas son de una simpleza burlona. Especialmente al explicitarse)

Ejemplo de sinsentidos desprovistos de elegancia, probablemente comunes entre las personas:

cuando una persona me choca en la calle le pido perdón yo aunque no haya tenido culpa de nada
no me gusta mi voz en las grabaciones
siempre que otro tenga una inseguridad le voy a decir que está equivocado y no está viendo las cosas como son pero cuando me pasa a mí pienso que es verdad
soy especial pero al revés; para mal
los consejos no se aplican a mí
lo negativo no es apariencia, es real
nunca voy a llegar para los parciales, es mucho, mucho, y yo soy torpe y lento y se me va a olvidar todo
si paso por un lugar y tengo que volver porque me confundí o algo siento las miradas de la gente sobre mí, escrutándome, como si fuera un crimen ir por el mismo lugar dos veces en un período de tiempo relativamente corto
en el colectivo pienso sobre las ideas raras que se hará la gente de mí al bajar no por la puerta que tenga más cerca sino por la otra
yo soy super importante; todo el mundo está constantemente pendiente de mí y de cada movimiento que haga, pero para las cosas malas; cualquier acción llevada a cabo que se pueda interpretar como algo fuera de lo común o loco así será visto
jamás los otros tendrán la indiferencia o la empatía (la empatía especialmente, porque el resto de la humanidad es normal y no tiene las inseguridades o problemas de este cerebro estúpido)
yo soy único; el peor
una de las cosas que más vergüenza me da es sonarme los mocos en público, más que nada en clase; ese ruido aturde y molesta sobremanera a esa gente sin narices o mocos, y no pueden escuchar al profesor y seguro miran hacia atrás con gesto de reproche, y si tengo muchos mocos y salpico a alguien seguro se pone furioso y hace un escándalo y me echan de la comunidad y finalmente el velo se correría y yo quedaría expuesto como el subhumano que realmente soy
por lo menos ya no tendría que fingir nada más
pero también me sentiría un poco solo
todo se solucionaría si la gente
no tuviera nunca más mocos ni que masticar ruidosamente en clase
no tuviera nunca que maquillarse sobre el otro o dormirse sobre el otro en el colectivo
no se chocara nunca en la calle
si, nunca, bajo ninguna circunstancia, se tuviera que pasar por el mismo lugar dos veces en un período de tiempo relativamente corto
si no hubiera odio a uno mismo baja autoestima barreras sociales tontas
entonces podría nacer un nuevo tiempo para la humanidad y nos elevaríamos altivos, remontando el cielo con las alas de nuestra nueva felicidad
tal vez todo sería así
o tal vez no
probablemente no.

martes, 10 de septiembre de 2013

Unión


Sé que sentís a tu amo caer
cada vez que la verdad de la noche
golpea el silencio de tu soledad

Es derrumbador
y sólo los genios logran hacer hermosa esta caída
donde todo es tan pequeño e íntimo
y la conciencia te susurra,
como en una caricia,
esas preguntas inquebrantables
que no te dejan dormir

Hay una cierta magia al quitarse las máscaras
y el llanto, oh, el llanto
esa expresión primigenia, ineludible
azota con la asfixia del encierro
entonces te hacés más chiquito
una pelotita insignificante
pensando que si cerrás los ojos
tal vez los fantasmas se vayan
pero espiás, y están ahí
con su mera presencia enloquecen
te mueven a desear
en una voz quebrada y temblorosa
ser un poco más fuerte

Hasta acá es un descenso, pero no te apures
este encuentro con vos mismo
representa la luz más preciosa que puedas agarrar

En un sollozo por la fragilidad del mundo
todo es lo que es
el amor tan humano y triste
los gritos del fuego
y da miedo, da mucho miedo
es más fácil culpar a Satanás
o masturbarse viendo la televisión
es más fácil hacer chistes
leer el diario
arrojarte a la hoguera que agota la vida
en caramelos brillantes
en odio pasivo
Claro que es más fácil
pero cómo ahuyentar la pregunta
que pica en la mente
esa sed insaciable
la pregunta de dónde están las personas

Y es que quiero sentir lo que vos sentís
quiero el trance frenético en el que nos comunicamos
entrando el uno en el otro
siendo el uno y el otro

La soledad no es un espíritu maligno
es una tierra fría, sí
pero también es liberación
que desnuda nuestra carne
transpirando la locura que bordea
despertando el deseo oculto
de buscar al otro
de correr a su encuentro
de llamarlo, y tocarlo, y besarlo
en este baile de salvación

Yo sé que escuchás mi voz
más allá de este metal inerte
en tu receptáculo 
que es tu corazón más privado, más secreto

Con los ojos cerrados
ascendemos, trascendemos
y, por fin, llegamos al otro,
y si al menos uno atiende el pedido de nuestra soledad
entonces esto no habrá sido en vano

viernes, 5 de julio de 2013

La idea que irrumpe

No importa cuánto corra tu cabeza
sólo es un círculo que empieza y termina con la Muerte

Es como si hubiera una salida
pero las facciones de los ángeles
están hechas de arena que se moja
y cae pesando trágicamente sobre tus rodillas

Te doblegás
tus ojos miran desesperados al cielo
quieren gritar con voz bestial todo tu pecho
y en el rincón donde la luz te hace una estrella solitaria
los órganos y los pájaros siguen sonando
rodeándote de belleza inservible y vana
no son lanzas, al menos no perforan todavía
aunque tampoco levanten la carne,
aunque tampoco animen el espíritu

Las fauces del demonio invisible son tu peor jaula
son la locura que dirige tus manos hacia tu rostro
mientras tu boca tiembla de inexperiencia
tímidamente emitís más palabras para masticar
menos sinceras que un jadeo,
y por eso es que uno desiste del lenguaje,
porque es como una ilusión de mitología,
todos saben que no se puede sanar una herida con impurezas
simplemente se olvida que era una mancha
entonces las personas viven entre la miseria de la magia
desoyendo lo único valioso
el Amor y el Miedo

Entonces más vale desaparecer
como la luna y el sol que se miran enternecidos
o una pesadilla de perlas
por la que nos arrancaríamos la piel
desgarrando cada centímetro en un sacrificio hermoso
y vos lo hacés más que nadie
llorando más que nadie
porque la sinceridad es una especie de brillo
un manto que rodea de inefable transparencia
en ella, se puede ser cualquier cosa,
un asesino, una quietud taciturna
y no existe la culpa ni nadie que culpe

Sin las tinieblas de los hombres para salvarte
estás a merced de la fría luz que te delata
hace a tu rostro sublime e inerme

Te amo porque sos tan bello
altivo en tu noble vulnerabilidad
tu delicada y frágil postura de niño

Es verdaderamente una lástima
que seas como el oro
y que mueras bajo todas las flechas de la crueldad

Tu sueño de lágrimas es lo único por lo que vale luchar
aunque sólo queden los restos de tu pobre nacimiento
un cadáver cubierto por el velo de nuestro propio pudor

Yo, incluso fatigando incansablemente este círculo
te nombraré con el fuego de mi voz
reivindicaré la suavidad de tu divinidad
hasta quebrar todos los conjuros
para merecer esta libertad, y ejercitarla
teniendo la certeza, de una vez por todas,
de que esta vida no fue en vano

  

miércoles, 22 de mayo de 2013

Sólo sé que hay que sonreír

El ser humano está para olvidarse de la conciencia, que es el mejor invento del masoquista
y sólo sirven las herramientas que están implícitas en las reglas del juego
para hacer una grieta en el aire, derrumbar a este ser tan inmóvil que creemos en él.

Pero la literatura es la única excepción a los entes
lo que vuela y es sexo, aquel pájaro misterioso,
los vientos que resignifican lo bello
por eso no estoy llorando dentro del espejo del Otro
(el metafísico, el maldito terror del sol)

Aunque sepa que sufrimos
engañados por la convicción de la verdad
hundidos en las cándidas lágrimas del Ángel Compasión
¡No importa!

Alguien murió ayer, probablemente
y yo escucho los tambores del alegre desentendimiento
el hombre y la mujer, cualquier tipo de indignación
merecen ser objeto de la más cruda burla
aquella luz que resplandece en el vacío

Y todo esto es acorde con la musa
que me dicta, incrustada en mi pecho,
que gritar es una joya esmeralda
y yo creo en eso
así se vence el peso de la angustia

Hay que ser como una guitarra, la más pura ternura
en donde hasta las rocas y las balas cantan
entonces desapareceremos y no habrá ni un mísero odio


domingo, 5 de mayo de 2013

El verdadero grito del hombre

Soy un hombre encerrado en su propia caverna. Silencioso, observo desvaído mi alrededor. Los pensamientos no se irán a ninguna parte, por eso puedo permanecer calmo en mi lugar, y caminar lentamente hacia las cosas. La voz de la civilización resuena lejana. Ni siquiera la luna brilla en mis paredes. Sólo la mente.

Una vez me dijeron que mis palabras eran lindas, y que no estaban vacías. Lo ignoré todo. ¿Para qué los otros? Si apenas sirven de breve distracción. Como si, por un momento escuchándolos, fuera a olvidar que vivo constantemente temblando.

La gente habla y habla, pero no toleran el peso de la realidad del mundo. Me da tanta rabia, tendría que gritarles que se callen. Ya con percibir un dejo de vanidad en boca de alguien me invade la imperiosa necesidad de golpear, con una rabia imposible en el rostro. Los puñetazos caerían, mientras proclamo con toda la sinceridad de mis entrañas "¡No! ¡Basta! ¿Acaso no entienden que todo es mentira? ¿Cómo se puede hablar, teniendo esta certeza en mente? ¿Cómo pueden sentir tan falsamente sin ninguna vergüenza? ¡Impostores! No hay nada más bajo en la existencia que ustedes."

Ah, pero de tan sólo pensarlo, el llanto se me hace ineludible. Desprecio lo suficiente el engaño como para no sentir la verdad, pero inmediatamente ésta cae como un rayo, quebrando mi débil cuerpo humano, y no hay salvación posible. Se nos ha otorgado una mente divina, dominada bajo las reglas de una física defectuosa. Estos huesos no pueden soportar la crudeza y la oscuridad, y eso que la experimentan a cada segundo. Pero claro, se nos presenta el mundo de forma ordenada, y somos los primeros en aceptar, cómplices y aliviados, esta imagen errónea.

Con todo, no desdeño la tierra. Estoy hecho de barro, por más que mi vanidad quiera creer lo contrario. Por mucho que me abstraiga, jamás me iré de aquí, y debo recordar eso en los momentos en que mi intelecto busque una salida donde no hay nada. Incluso, dejando la frialdad de lado, aprecio las tranquilidades que ofrece el mundo, y los momentáneos placeres. No tomar esto en cuenta significaría creerme una máquina o ser un hipócrita.

Sin embargo, claramente estamos más allá. Las cosas no son tan simples como uno supone deberían ser. Acerca de esto hay innumerables ejemplos. Mis favoritos son el lenguaje y la historia. Y es en este conflicto donde nace todo. Esta es mi posibilidad de anhelo, de encierro, de sollozo inconsolable.

Y es que yo amo la vida. Las lágrimas de tristeza son hermosas. También la disconformidad. Me inclino, reverenciando a un ente invisible, besando el sucio piso. Todo porque detrás de cada experiencia, detrás de cada pensamiento, detrás de cada palabra, detrás de cada acción, detrás de cada alma, hay felicidad. Pura alegría sin sentido. Incluso la maldad, el sufrimiento y el suicidio están llenos de sonrisas. En todo hay un afán de existir, una persecución de la pureza, una búsqueda de la justificación y de la paz increíbles. En un movimiento del hombre se comprende la acción más noble, la angustia del deseo de unión con el infinito.

Jamás he encontrado nada que no fuera otra cosa que belleza y desolación.        

domingo, 21 de abril de 2013

Being

I ran into consciousness
like people do when they're alone
surrounded by the sweet darkness within all silence
and after a little while the great sight came
it brought terrible ludicity

Suddenly, I noticed my own body
and the buildings rising stately and dead
everything was so close to me I could barely breathe

The gasps slowly filled me
making me cold and miserable
in this land where there are no monsters
not even one to calm my imagination

I still couldn't be able to say a word
but at least I was moving
here and there inside the room of my mind

At a corner, this thought came to me
it was something like
"Everything made me realize everything"

So I opened my mute mouth, stunt
looking around as if it was the first time I saw the world
and all the cars, people, noises
they just turned into some light
that fit in my trembling hand

I was shaking, lonesome with the flashing comprehension
that exploded in a lightning of life
delivering me to every spot there was

And so, I was in the universe
I was the universe
with its birds,
and every little animal

I couldn't smile
I couldn't think

All I can do now is watch
All I can do now is be

viernes, 5 de abril de 2013

Los ojos de fuego

Quizás estos delirios del lenguaje y la imaginación sean, por el momento, inofensivos. Quizás les falten cicatrices de tiempo. Por ahora, sólo hay una joven bruma rosa rondando las afueras de un bosque inexplorado, en el cual no se encuentra fantasía alguna. Por eso es que las ninfas y los ermitaños olvidados tienen mucho cuidado de extraviarse a las costas, a la vez que añoran sus aguas místicas que brillan y aúllan, cual sirena llamando desde un peñazco solitario. Los cantos son oídos de forma muy leve y por unos pocos, mientras estas voces subrepticias se mezclan con el rumor de las hojas, estos seres sin rostro deambulan lentamente, desconociendo su ingrato devenir (ingrato para lo que alguna vez han sido) de polvo y magia en el vasto océano. Los locos son perdidos ante los ojos de los ancianos, ciegos desprovistos de razón, que se degradan en una putrefacción sin snetido, menos poética que la de las flores. En verdad, este descenso sacrifica el cuerpo entero en honor a las llamas del infierno dorado. Incluso la mente exige sangre, y todo el mar se teñirá de rojo, para alarma de los hombres y para anunciar a los demonios que un nuevo ser de luz destructora se les unirá. Entonces los ojos se tornan inservibles, junto con los juicios pasados, pues es dentro del nuevo idioma donde ocurrirá la vida. En el infierno, las reglas son la lucidez y la soberbia, la estética de la coherencia y el odio a la estupidez, y una parcial intolerancia a la debilidad. Sólo cuando haya pasado tiempo suficiente se podrá hablar de La Belleza. El hombre de fuego no será como occidente ha predicho, ni como los destructores de occidente quieren, será grandeza pura ardiendo en la propia finitud de su cuerpo. Edificios y café, uñas, vergüenza, palabras que suenan y resuenan, ratas, televisión en un cuadrado, aviones, hoteles, canciones, pájaros, asientos de colectivo, lluvia, racismo, indolencia, vejez; son suciedades que de buena o mala gana, acabarán por ser aceptadas sin superación. Las llamas jamás podrán dar fin con lo que se ha determinado en llamar "no-muerte". Sólo el sepulcro limpiará los infiernos de todo suplicio. Hasta ese momento habrá inexactitud, literatura, dialéctica, falsedad, burla, paisajes en terrenal decadencia. Las enumeraciones otorgan poder, son un enroscarse sobre el eje, y, paulatinamente, el hombre adquiere el verbo, espada llena de veneno, para dañar con las palabras las manos y los pies que viven. Pero no por fortuna, o desafortunadamente, el hombre no es la muerte; no posee la capacidad de quitar la vida. Nueva estrepitosa caída para el joven, su paso por las profundidades no le han dado más que arena, y la ha usado erróneamente para tapar su fuego. Sin alas, sin gritos que adopten la forma definitiva de Lo Uno, el imperio del aire comienza a pesar y a aplastar los hombros de nuestro protagonista, reducido a un niño desagradecido y de ceño fruncido. Lo que antes era mente ahora es dolor. Pero el aire no destruye a nadie, es condición de posibilidad para la expansión del fuego, para erigir tronos, y artefactos que pertenecen al orden de la divinidad. De pronto, regresan los sentidos, y los diferentes ojos se funden en la historia; el bosque y su bruma, el fuego y el aire, el hombre y la muerte.

viernes, 15 de marzo de 2013

Carta a los gusanos

Mientras escribo, la noche cubre con su manto más melancólico este paisaje que se aleja lentamente, con el tren mirando en dirección opuesta, y los rieles crujiendo duramente. En este fragor ensordecedor se refugia mi culpa, y puedo sacar a relucir mi indiferencia de sangre fría. Las tímidas luces del techo permiten a los pasajeros dormir de sus pasados, de sus remordimientos, son pequeños destellos de posibilidades esperanzadoras, única creencia verdadera del hombre errante. Porque para el viajero no existen dioses o culturas, sólo el brillo de lo desconocido, que puede ser cualquier cosa menos una prisión para la imaginación.
Ellos caminan con la certeza de que el ser humano nació libre de todo pecado, y que se puede nacer varias veces a lo largo de la vida. Por supuesto, yo no creo en todas estas tonterías, esa maraña de sofismas inventados para regocijarse en la propia triunfante soledad de la mente que maneja al cuerpo. Nada más común en la tierra que la traición, y junto con la traición, las tapaderas, las palabras encargadas de reducir nuestra condición humana a espejos. Somos una semilla incrustada en el centro mismo del mal, de eso estamos hechos. Y quien no quiera verlo es un cobarde. Más allá de cualquier discurso permanece el inefable mal, por eso callamos el secreto y miramos a los criminales con falsa reprobación, admirando para nuestros adentros la genialidad de los que intentan recobrar la pureza perdida.
Pocas cosas se le asemejan. Quizás la furia o la exaltación durante el acto sexual. Pero no, es para el otro lado. Es en el más crudo frío, lleno de ideas de gritos ahogados, donde una mirada severa clava la realidad en la piel. Y esta marca indeleble, de rojo congelado, cuyo sello aparece con suerte una vez en la vida, es la que concede el poder de alimentarse del polvo, de no hablar nunca más. Es como una muerte, la víctima queda impregnada como un instinto, en medio de los ojos. Desaparece el correr, en esa quietud la fina fiera se envuelve de sombras y muerde la herida, por el puro placer de la sangre, y, con la lucidez intacta (de hecho, más encendida que nunca) se inicia el solitario camino del cuervo. Los colmillos aúllan bien hambrientos, piden más. Es ahí cuando se debe esquivar la lujuria y escapar. Yo elegí el tren.
Estoy rodeado de tahúres y granujas de la peor calaña. Los veo fumando sus cigarrillos repugnantes, sin embargo no me provocan nada. Una leve mueca de disgusto, pero no se atreven a acercarse porque huelen la muerte en mí, y no es un sabor ordinario, sino el miedo mismo. Cuando este tren llegue a destino, muchos dirán a sus amigos o a una prostituta "esta vez sí que lo he visto, llevaba un abrigo negro y todos los sepulcros en los ojos".
No sé qué haré, ahora que mi objetivo ha sido cumplido, no pretendo manchar mi historia con torcidas acciones futuras. Pero...¿por qué no he encontrado todavía mi calma? Maldito torbellino insoportable. Rechino los dientes, serán acaso mis suspiros, o las ansias de buscarme en los otros, de reconocer mi propia oscuridad fuera de este cuerpo, sin condena ni vergüenza. Sí, puede ser eso. Creo que hemos hecho el silencio suficiente, es hora de gritar, pero de otra forma. ¡Que todo este sucio pasillo me escuche rugir! ¡Soy el asesino de la humanidad, soy el mal! Vengan, gusanos, mírenme, he bajado todos los escalones y fatigado estas tierras tenebrosas. Ahora he vuelto. Vengan, gusanos, espero sus golpes como el sediento pide una tormenta que lo ahogue. No quiero escucharme más, así que hablen ustedes. Agárrenme de brazos y piernas y arránquenme las palabras, se las regalo. Después de todo, somos hermanos, y estoy harto de esperar en esta noche muerta. Asomarán los primeros rayos del sol, y yo romperé mi sello. Hablaré y estaré listo para recibir la dulce marca en mi pecho.

domingo, 3 de marzo de 2013

Lucero

El único sonido atinado es el grito de un cráneo de dientes rechinantes.

Sólo la exasperación, fruto del miedo jadeante.

Un ceño fruncido al morder el polvo de la resignación.

Entre estas últimas sensateces vuelan los destellos de la locura, brillando siniestros en el apuro irreflexivo de la bestia.

Pura carne como escape a la aplastante derrote del dolor del retorcido mundo. Metamorfosis de larva embriónica a sepulcro macabro.

Ya no hay frenos en los que fijarse ni ojos que puedan mirar adelante o detrás.

En el fulgor del estómago reside la crisálida negra de inalcanzables pulsiones. Muerde las sombras, las corrompe, las vuelve esclavas de la luz en un enfermo juego social.

Los huesos transpiran en un crecimiento agitado, provocando un dolor infernal, digno del llanto culposo de una niña. Virginidad masacrada, inefable deseo enorme.

Tonterías de frase hábil; vergüenza del salón rodeado de cabellos burlones dentro de una risible lógica.

Cansancio de inmóvil hartazgo; soy un lobo, o la tierra. Soy el espacio entre el día y la noche.

Por más que una regla separe los momentos, el dulce escape es el mejor sabor. Superior a luciérnagas oficinistas, desciende a las profundidades de la intimidad vedada por una inmensa mímesis que alimenta la expectativa de la delicia.

Dolor en la habitación sin respiraderos, sangre honrosamente defenestrada en el piso. Los conjuros indeterminan cualquier imagen posible.

No quiero ser uno ni dos, sólo infinito, por más que ocurra en el sufrimiento.

Estrellas errantes atraen como sirenas que embellecen el oído del perdido. Luego, instantáneamente caen como meteoritos perforadores que traen los soles a la madera que piso, quemando mi piel anhelante que se aferra desesperadamente a los hermosos ojos azules del lobo,
al grito del león,
al canto de sirenas estrellas,
al oscuro secreto tesoro que se derrumba y me arrastra consigo
lamento insoportable.

El efecto se detiene, la ilusión va desenmascarándose y queda un frío reposo en el lecho sempiterno.

sábado, 2 de marzo de 2013

Señor de las moscas

El asco es como poner una cucaracha en una licuadora, mirarla retorcerse y girar inútilmente. Los ojos también se retuercen y giran, y no pueden pensar en otra cosa más que en el vómito de la muerte, esa arcada áspera que tensa la garganta y turba la imaginación. De un momento a otro aparecen bichos de múltiples patas peludos, cráneos repletos de arañas que se ocultan en una sucia habitación acechada por moscas, y el pobre sujeto de débil estómago que no puede soporatar este desagradable espectáculo hace una mueca intranquila, cerrando duramente los ojos y sacando la lengua. Desearía estar desnudo en alguna rosa poética, con algún piano de jazz relajante, pero en vez de eso se le revuelven las tripas en contemplación de la fealdad de mariposas y piojos. Lo irónico es que su displacer se vea causado por simples criaturas inocentes, mientras permanece impávido a los horrores del dios de los hombres, ante la execrable creación de los detestables valores morales, al escupitajo que es existir y tolerar la vida humana, despreciando pobres pequeños puntos del vasto universo. Al presenciar imagen tan injusta, mi paciencia se hartó, y, cansado de permanecer pasivo ante la situación, bañado en excrementos y con gusanos saliéndome de los poros, decidí acercarme al mal encaminado sujeto y, poniendo mi voz lo más animal posible, le informé acerca de su error. Al hablar, pequeñas avispas surgían de mi boca, sus leves zumbidos acompañaban mi grave tono de ancestral tierra putrefacta. Antes de que él se diera cuenta, nuestro suelo se había vuelto una ciénaga mohosa, cubierta de musgo y rodeada de bruma. El hombre (o mujer, me resultan todos iguales los de esa sucia especie) sólo acertó a agarrar una roca y lanzarla hacia mí, en un estremecimiento de cuerpo y voz. La roca se estrelló contra mi cabeza y explotó en salpicaduras de sangre y bilis, una parte considerable lo manchó. Lo miré fijamente, mi rostro era el rostro de la naturaleza, y yo reía con el canto de los vientos, que transportaban el semen que hacía florecer al mundo. Escuché en devolución gritos de desesperación e ininteligibles palabras humanas, luego echó a correr a tropezones hacia la gran torre de basura que ellos gustan en llamar ciudad, protegida por su dios abyecto. Entramos en una persecución que asemejaba a un pasaje onírico, el movimiento era difícilmente perceptible, y yo no dejaba de reír. El pantano se iba volviendo tierra, pero era casual, sino un camino hecho por ellos. A medida que se escapaba, nos acercábamos, y yo detrás comenzaba a sentir el olor aumentando, el aire corrosivo me sofocaba. Las vestimentas, los mercaderes, el cemento, la mentira, sus rostros llenos de palabras llenas de nada, cada uno de esos elementos contribuía a la formación de un aliento impúdico, antinatural, repelente. Mis gusanos empezaban a morir en una lenta agonía, y su sol artificial me quemaba los párpados. El hombre, ahora acompañado por toda una multitud de manchas asquerosas, me lanzó un escupitajo. Gracias a esa inintencional muestra de misericordia pude volver sano a mi hogar. Lo hice rápidamente, sin pensarlo dos veces. ¡Maldición! Esas pestes eran muy fuertes para ser tomadas tan a la ligera, no serían erradicadas tan fácilmente. Preciso un arsenal de mis mejores viscosidades. Volveré, oh humanos, y se arrepentirán de todas sus construcciones inmundas, y se arrodillarán ante las maravillas, y abrazarán a cada criatura que alguna vez hayan llamado horripilante, y el esplendor de la tierra los colmará de humildad, y entonces dejaremos de ser enemigos.

jueves, 28 de febrero de 2013

El caminante

En este día soy viajero desafortunado; he recorrido montañas y valles, mares y ríos, fieras serpientes que, como mujeres, poseen el dulce veneno de sus canciones, elixir del que secretamente deseamos ser presa, bajo el cálido beso del morbo. He descansado los pies en incontables rocas, únicas compañeras en el mundo, pero tan efímeras como la fantástica y brutal buena voluntad. Estas rocas me han servido de oasis, de espejo, de resguardo de las tormentas que no perdonan, pero dentro de ninguna conseguí afianzarme; el amparo que brindan nunca es total. Por eso navego errante, y desde hace ocho meses que no he dicho palabra alguna. El silencio es lo único que aprendí, para hablar todavía permanezco encadenado al sonido de los padres, que se encuentra incluso en la más recóndita cueva, allí donde ni siquiera osan habitar los murciélagos con sus chillidos y aleteos. Fuera del cielo sólo hay polvo muerto, camino para deshacerme de él, para no pensar en su brillo. Lo intercambio por la fatiga del sendero. Y las aves imitan a los payasos, maquillando la profunda triste sabiduría con globos que vuelan alto, y caen cuando nadie está mirando. No quiero más el rencor cuando se oculta, mejor sacarnos los ojos al sol, escribir cartas ininteligibles en idiomas de un futuro que nunca llegará, quizás sea mi cabeza oscura que piensa vidrios empañados donde en verdad hay lagos transparentes. O era al revés. Da lo mismo, mi cabeza se oscureció hace mucho, escribir una cosa o la otra ya no representa mucha diferencia. Lo primordial en estos momentos es hallar aquel punto en el mundo que lo organiza como mundo, que trae el cosmos de precisión helada, una inhalación exagerada y callada en el cual la imagen se torna multidimensional, y un astro es como un auto o una manzana, todo atrapado en un torbellino perfecto, ustedes me comprenden cuando digo perfecto. Pero ya estuve quieto mucho tiempo, para compensar debo asesinar la conmoción, innovar, por más que se haya hecho antes, ilustrando cada aspecto de la inocencia caída y la blanca pureza mancillada. Esta vez el supuesto crimen se efectuará caminando, mientras prosigo mi marcha, y lo peor será que lo habré llevado a cabo como fruto del hastío, que es lo único que permanece quieto sin ser mentira. El hastío de nuestros días, donde los ajedreces y las voluntades se agotaron, donde ha muerto la muerte, junto con el mal, los hombres, y los dioses. Este narciso cibernético reflejado en el océano digital sólo caerá ante el culto al movimiento, y ahí podremos ver nacer a la flor en todo su putrefacto esplendor. Y nos pondremos a bailar en lugar de andar, e ignoraremos todos los cristales, edificios, cadenas, y hablo en plural porque ustedes bailarán conmigo, derribando la ciudad y dejándola de rodillas a nuestros pies, y exhalaremos entero este canto en el mañana soñado, porque sabremos que la libertad nos pertenece.

martes, 26 de febrero de 2013

Símbolo

Símbolo de muchas flores
la cocina no entra en este juego iridiscente
sólo las calles fortuna o error
las mismas que tus ojos quieren ver
y el pájaro duerme suave mientras vuela
sueña que no es una mosca
dice saber lo que sabe
pero cuando el aire es incendiado por vigilias viles
el cielo se oscurece como petróleo
manchando las alas añorantes que se resbalan
volviendo al principio del camino de cemento frondoso
y de bocas decepcionantemente calladas

¡Ay no! lamento interno y fatal
ascenso, toda la vuelta de vuelta
esta vez la voz recorrerá ríos de frágil cristal
esta vez la mentira es en serio un quizá

domingo, 17 de febrero de 2013

Dudosos inventos XI

El camino recto está predeciblemente indicado por los carteles fijos. Pero osado es el hombre que, inventando sentidos, elimina el leer y escribir, descree de los manantiales que predican el dinero y de donde beben los cuerpos ciegos en busca de oro. Este hombre, que no es siquiera un rostro, conoce la falsedad de imaginaciones artificiales. Recibe en todo su esplendor el exquisito impacto frontal del relámpago que, lejos de ser fatal, es una llave ascendente que otorga el poder de las brasas del infierno, y cada una de ellas quema una extremidad distinta del hombre antiguo.
Quienes penetren el umbral reconocerán los ídolos comúnmente malditos, y sentirán aquel desgarramiento que es la admisión de la existencia de la nada, oculta en un espacio en el universo, entre espasmos de luz mística. Cuando se mueve dentro de la transición hacia la apoteosis del cielo se sienten náuseas por momentos. El estado febril de alcanzar el extremo infinito conlleva, en algún sentido, infinita desgracia. Por eso se precisa un perseguidor de peligros, de aparentes monstruos fantasiosos. Con la certeza de la recompensa se toleran los fríos.
Es cuando el absurdo cobra vida que el resto de la humanidad-hormiga se convierte en piedra. En este momento, que consta de una eternidad de aproximadamente un día, el viajero se fusiona con su razón, que no es cualquiera sino la única y a la vez todas, y prueba un poco de la miel de la contradicción, que irónicamente lo derrumban al valle de polvo, junto con un poco de magia resplandeciente para sobrevivir al desencanto.

Dudosos inventos X

En la cabeza las ideas están hechas de nube; pero en el mundo las cosas se forman con barro. Allí radica la decepción.
Soy apenas una consciencia dubitativa, envuelta y atravesada por hilos heterogéneos, cada línea un haz de luz de intensidad distinta. Bajo este entramado es que doy un paso adelante y me vuelvo siete veces para tener verificada cada variable (estúpida lógica de absoluto engañoso). Y rodeado de estas paredes impenetrables es que nombro al mundo de barro, es que busco un pedazo de cielo, casi imposible dentro de mi sistema. Y suelo decir y después de un punto porque no soy más que una concatenación de ideas. Y no le tengo que demostrar nada a nadie, eso me lo tengo que recordar a diario. No es que busque tener sentido, es que gracias a esas construcciones logro la satisfacción. Porque no encuentro placer en el otro, no he aprendido a relacionarme con alguien que no sea yo mismo. Y un poco me entendés, a la vez querés entenderme, pero el que ambos seamos una misma incertidumbre de sonrisa incómoda no trae color alguno, eso en el fondo lo sabemos. Y si te sorprendo es porque no habías logrado ver a uno de mis tantos yo, el más duro, el que gime aprisionado en el constante devenir de la contingencia, el yo que a fuerza de inmadurez habla sólo un idioma, el de sí mismo, y traduce todo arte a la problemática de escapar. Y me pregunto si con yacer aquí desnudo consigo algo más que el frío de la angustia, me pregunto si llegará el momento de romperme o solucionarme, si alguna vez dejaré de ser yo para poder ser mundo o el otro, y volar, fundirme, salvarme.

Dudosos inventos IX

Voy a fabricar una bomba de exterminio y borrar cada pie que se sostiene de este suelo. Derribaré todo muro, mi bomba va a ser como un grito destructor que irradia rayos dorados. Y me regodearé desde lo alto de una pila de huesos miserables, escupiendo los restos sobrevivientes mientras un coro de ángeles incita mis sentidos con sus dulces cantos. Al desaparecer el sol impediré que su resplandor acaricie delicadamente la putrefacción.
Si las palabras se siguen degradando no podré descansar en paz, no dormiría tranquilo. No soporto respirar en esta caja patética, ni la vergüenza de lo efímero, de cualquier vano intento. Por eso me monto en esta luna eclipsada que es como la noche de los pájaros más tristes, y con mi semblante indiferente tomo una gran bocanada de aire y exhalo todo mi pecho, de donde surgen ideas de soles negros y alimañas, y cada una de ellas es una ley quebrantada, una moral en llamas, el llanto de una virgen. Entonces la inocencia se convierte en asesina y el pudor se baña en la sangre de los árboles, y los humanos escapan de la terrible desaparición de todo-lo-existente, para finalmente no volver a empezar nada.

Dudosos inventos VIII

Amar el desastre, sin inútiles palabras
no hay chiste que se compare a la sensación que es como el sol
por lo tanto; bufones afuera
todos váyanse, hoy no quiero a nadie, estoy gruñón
y ahí va la primera persona de nuevo
¿no puede haber un río sin mí?
¿una mirada desposeída?
¿acaso no hay, entre toda la escritura, algún insecto admitido?
Las cálidas mariposas crujen entre mis dientes
y las piezas de ajedrez acusan desde lo alto
en nombre del gran lucro caen los amores
que se consumen en entrañas
y bajo las cloacas sin joyas nace el cielo
desprovisto de burlas de cursilería, se eleva majestuoso
se choca con los muros, cambia de color
grita, se desmaya
qué pobre ejemplo de cielo, el único posible
ayer era un caballero medieval
hoy me vuelve a dar risa

Dudosos inventos VII

Quiero que imagines un espejo que refleja a uno de los animales feroces y puros de la naturaleza. Permanece inmóvil e impasible bajo el cielo, algo escondido, rodeado de moscas tímidas. No emite sonido, sólo mira penetrante al frente, desposeído de sus percepciones, porque vos te lo figurás así, antropomorfo. Y no, quiero que todo lo que imagines carezca de inmundicia humana, o sea que no te deseo, ni a mí, ni a ninguno de mis hermanos. Por eso no te pido pintar un paisaje, porque sería en torno a la civilización y, si bien no soy un destructor, yo busco el quiebre de toda máscara, derrumbar tu escenografía de fondos falsos. Si se me quiere llamar pecador no me alteraré, tampoco si se me acusa de soberbio, pues son cosas muertas sin sol, la piedra oscura que degrada al majestuoso león. Ah ¿no te habías imaginado un león? No importa, ni siquiera debería hablar tanto con vos, siendo el dueño de otras realidades, cruzando el umbral entre el patíbulo y el cosmos. Mi cabeza navega entre estrellas, la sangre que se desprende gotea los bancos de la plaza. Escuchen mis palabras; soy el jinete decapitado, y ustedes no pueden ni imaginarse un león.

Dudosos inventos VI

Lo magnífico de lo sutilmente callado sólo aparece cuando es dicho. Entonces, él no frena jamás y se llena la boca de conocimientos más o menos inútiles. Digo esto porque considero que es una persona infeliz, esclava bajo el peso de esa roca que es lo existente, que también es objetivo. Impone reglas, por eso es que oprime. Y la felicidad es una felicidad de niño, pues es el cielo el que tiene el poder de conceder o negar el deseo, y así se convierte en la fuente de donde emana la libertad velada, repleta de agradecimientos. Pero lo negativo no tiene procedencia, no se ve, o se percibe parcialmente. Así es como él vive aprisionado dentro de una caja que desconoce, y su vida y sus goces son tan insustanciales como esta descripción.

Dudosos inventos V

El cadáver absoluto desea más que nada añorar algo. La luz infrarroja lo invoca y lo quema en las delicias de la superstición mientras mi dulce cuerpo de buen azar momentáneo cierra las cortinas que ocultan el misterio. El finísimo hilo plateado se corta con el transcurrir de la ruta. De repente, muere el narrador o explotan mis aullidos, se derriten. Junto a mi grito de miel se deforma la abeja perseguidora, aumenta la velocidad y tres dudas se desvanecieron de mis oídos.
Las calles son frías para el que no sabe mirar, y para el que sabe, también. Sólo la magia trae algún tipo de llave que encierra, pero no, eso tampoco se traduce al idioma de tus ojos. El cadáver absoluto sigue ahí, calentito. Apostaría un brazo por saber cómo sería vivir con sólo un brazo. Me tiraría al agua porque no sé nadar, vestido con mi mejor traje. Esto que no es música sirve para jugar, todo lo otro es como un bla bla donde se erigen las ciudades políticas de los hombres. Y tu pecho te incomoda, te hace sentir que soy un tonto, y es un poco por eso por lo que mi silencio valió la pena.

Dudosos inventos IV

Es como si
estuviera a punto de alucinar
pero si esa nube se va me voy yo
aunque no se me entienda
entre el desierto sin gente
surcando los autos, deslizándose por la música
yace uno de mis más finos monstruos
manchados de tierra, rodeados de mosquitos
esas criaturas toman siestas en mis entrañas
que son la parte más poética que tenemos
a pesar de que nadie lo sepa
y es que no lo ven, porque
mis monstruos son un espejo roto
una palabra linda, una flor
son, todavía, cada uno de los rincones explorados
por eso nadie me cree
no maduraron
se sirven de la lujuria y la soberbia
incluso se dejan llevar por la miseria de lo simple
para cuando tenga mejores acentos con los que hablar
sin titubear....tanto
aprendiendo a exasperarme, a ser una explosión brillante
entonces las ilusiones llenarán mi sol
serán mi musa de cristal
y ahí podrán amar
a mis dulces monstruos

Dudosos inventos III

Por hoy, éste es mi lugar en el mundo. Con este cielo que parece una postal lejana y engañosa, gana velocidad mi mente, y sus contradicciones desfilan por mis ojos, y no necesito ningún protector, y no importa que algunos no hayan entendido, o no quieran entender. El respeto es otra contradicción, es como salir de una caja fuerte que es un hogar.
Todo esto que digo ya es viejo, desde antes de nacer es casi un germen muerto por toda la historia de las palabras.
Hay que hacer como que no se hace, fingir creer (porque yo no creo), y así el grito se convertirá en un viento mecedor. Cuidado con desear cualquier cosa, eso lleva a la caída que, si bien puede ser hermosa, es más auténtica y por tanto más aburrida. Son los primeros pasos y no reconozco a ningún maestro aún. ¿Verdaderamente seré yo?
Me gustan los pensamientos, me gusta encadenar porque cuando te aprisiono te dan ganas de besarme, y yo aprieto hasta que de forma imprevista vuelan pedacitos de carne muerta por todo el lugar.
Cuando vuele ya voy a estar solo, pero...¿Por qué me preocupa si dije no necesitar protector? Desde el horizonte nada tiene sentido, excepto cuando se mira para abajo.
Sirviéndome de este río que me vuelve ignoto, presiento la no-soledad. Yo sé los hay que no son humanos, porque han descubierto el secreto para poder decir las cosas, como árbol o luna, significados tan ampliamente abusados.
Ahora me dicen que le dé un final.
¿Está mal que desee ciertas cosas?
¿O que no haya aprendido nada?

¿Por qué me mirás así?

Dudosos inventos II

...Y no sabía qué hacer. Me sentía perdido. Todo recién había empezado, pero mi melancolía presagiaba vacíos. Creo que siempre fui un poco así, encontrándole lo negativo a cualquier dios. Es que....tengo miedo de estar loco. O, en realidad no tanto eso, sino el aparentar estarlo. Ay, ¡los demás! Si no fuera por ellos me sentiría mejor, sumido en una soledad infinita y cálida. No quiero reconciliarme con nada, ni sonreír, ni llorar por descargarme. Esos sentimientos mundanos me provocan asco. ¿Quién diría que estaría tan lleno de oscuridad? No me importa. Me voy aferrando a estas curitas temporales, malditos bálsamos que retrasan el...¿el qué? Ni siquiera tengo palabras, soy un pésimo despreciador. Pero todo esto es porque miento. Soy un vil embustero, el más bajo que pueda haber, y ni gritar vale la pena. ¿Es que no me vas a ayudar? Los sonidos ya no me dicen nada. Quiero que tu aliento venga por mí y me saque de esta quietud. Ser una estatua es muy aburrido. El viento no es más que un engaño, siempre lo ha sido. Y acá caigo nuevamente en este abismo de pensamientos negros y cuervos sin ojos que hieren la carne. ¡No! Todo es basura, sus falsas luces de espectáculo iluminan la ignorancia. Y yo escribo y escribo. Creo que sufro también, aunque esto no sea verdaderamente sufrir. Tengo que enfrentar el hecho de que no soy pobre, sino un tonto.
Por ahora no hay estrellas, ni muertes. Tal vez quede aprender. Pero siempre están las locas excusas que son barreras tan estúpidas, tan aborrecibles. ¿Cómo las supero?

Dudosos inventos I

¿Qué se le da a un hombre que ha perdido la magia?
cuando se divisa el horizonte y la noche no fue más que el pasado,
si el temblor de las trampas continúa amenazando los sueños
que se tornan más negros a medida que avanza la vigilia
en cada árbol, en cada estación.

Algunos no han visto lo suficiente
pero yo sé que hay cadáveres en nuestras cabezas
rondando los espacios vacíos
y al mencionarlos, te llevo conmigo
me ayudás a cicatrizar en este bosque petrificado
para que yo también sea uno de esos monstruos de piedra
y las montañas no sirven, sólo se caen
entierran, inmortalizan
se escapan entre mis dedos fríos.

Podría ser un sacerdote, para predicarte
así al menos existiría un poco de luz
entre tanta tiniebla maldita
en la cual no me regocijo
no, no hay festines ni ídolos
a veces ni siquiera estás vos para ayudarme
para correr de los terremotos, de los castillos
de las mareas y los ríos
de imágenes que saben que no son
de ojos, de fuegos corrosivos
y cómo me van a tomar en serio
con enumeraciones simples.

Igual para qué quiero a los demás que son sombras
no seré presa de sus telarañas
ni me atrae su magia estúpida
porque vivo con la certeza
de que toda oscuridad, toda posibilidad
nace y se pudre, degradándose
empequeñeciéndose lentamente en mi ser
y afuera de eso
afuera no hay nada más

viernes, 1 de febrero de 2013

Exquisite Corpse (con Nati)

Entre el manto aterciopelado de la noche

Las luces devoraban el aire, los hombres nada sabían de sus funestos destinos

Aquél que nos retuerce, ciega y duele cuando las voces callan, cuando la piel no tiembla, y cuando la sombra nos observa

Los edificios cuidan al artista histriónico y pretencioso

Genio embustero, guía de este mar embravecido en el que al amanecer, renacerás

Y mientras mis recuerdos te dibujaban, el cielo se caía como fuego

Y te quemás. Y es inevitable; sí, quemarse, mientras aquellas figuras sombrías te adormecen en tu vigilia

Para que su sombra se aleje danzando


Nat & Mat

martes, 29 de enero de 2013

Los gestos justos

Cuando miro en el espacio de tu vida
y ahora, a pesar de que me dé cuenta que es un pésimo comienzo,
me hace pensar en lo que vos pensás
en si no habrá algún infinito
un más allá, hermoso porque nadie lo puede ver
y vos, que lo sentís con todo el suspiro de tu silencio
caminando entre la bruma, mirás tímidamente hacia arriba
aunque sepas que tu rostro ni se inmutó
anhelás petrificadamente una hoja
de un árbol, uno que no sea nuestro
figura que, como la luna, sea incorruptible
y te reís, pero ni siquiera estás acá
es como si la noche cubriera tus verdades
ocultas, en un volcán, bajo la lava
con un fuego siniestro y casi amenazador
entonces no se soporta pisar en tu umbral
por la oscuridad sublime que se vislumbra
se está en otro lado, y uno se engaña creyendo que no es así
Después, sabiendo que no se precisa respuesta, contestás
que todos somos un volcán, o el agua misma
y mirás a otro lado para callar lo que le seguía
eso es que no siempre todos brillan
y no mientas; a este mundo se viene a desesperar,
a mirar, a estar un poco tristes
pero más que nada, se viene a brillar
y a hacerlo para los otros que también brillan
Yo no soy el sol, pero aún así quiero que me toques
sin olvidar que están las aves negras rondándonos
o tal vez debamos aprender a volar en ellas, sin temor
Tal vez por eso te hablo así, un poco como vos, pero no exactamente
debe haber palabras que sean mejores
que éstas que tambalean y tienen miedo
como yo
y no entiendo bien por qué te hablo
ni por qué me arrodillo un poco
quizás esto esté completamente mal
pero no importa, porque sé que vas a encontrar
los gestos justos

viernes, 25 de enero de 2013

Tu idea ascendente

Desde el primer buen día a todos
o desde el primer momento de soledad
organizás tus oídos
para idear un contorno
del camino ascendente hasta el cielo
(el cielo es algo así como un progreso tuyo)
y todo se va tornando violeta
se enciende, satisfaciendo tu ambición

Pero los pájaros blancos comienzan a ser murciélagos enfermos
cayendo desde las nubes
convertidos en piedra por el dueño de tu cabeza
que te obliga a sentir lo inmóvil
(lo, en algún sentido, real)
para que te quedes con el argumento de lo mismo
y tu proyecto es un bosque
que es despreciado por la pared con la que se estrella
hasta llegar a un desvanecimiento leve
y nunca, jamás se ha movido un dedo
sólo un cuerpo silencioso sobre el lecho
sin violetas
sin contornos de caminos
sólo una roca con la que te destruís la mente

domingo, 20 de enero de 2013

Por más que quieras encerrarte

Con los brazos y ojos caídos
no tenés ganas, sos un adolescente más
pero ¡ah! sos tan especial en tu infierno personal
la hormiga más grande en esta playa

Sin mirar ni levantar la cabeza
el mundo es esta red putrefacta
en la que nos ahogamos
¡Y eso que no viste nada más allá de tu ombligo!

Mejor no imagines muy lejos
que después de la medianoche nacen los monstruos
te pueden comer toda tu tristeza
para después escupirte, ridículo y solo
aunque pienses que ellos se van a reír
no están solo para vos

Pero no te derrumbes
gritá si es necesario, pero no creas tu grito
recordate que golpearte la cabeza te va a matar
y nada más

El sol va a seguir saliendo
¿Qué se puede hacer?
vos no sos un astro
Sin embargo podés brillar
en luces artificiales
en ríos contaminados
Creé en esta tierra fría

Por más que no sea pura y blanca
Por más que duela
Por más que exista el dolor
Por más que aprendas las cicatrices de la muerte
Por más que tengas que ver en los ojos de la noche
Por más que sientas el viento de la soledad
Por más que mil criaturas te arrastren hacia la locura
Por más que sepas que con otros ojos todo podría ser distinto

Por favor, arrojate
sin caer
no te hundas en el pantano
Simplemente
mirá a tu alrededor
no todo es oscuridad
inclinate hacia arriba
hay un poco de luz
que sirve para burlarse de tus demonios y misterios

martes, 8 de enero de 2013

Mientras los ojos se entrecierran

Mientras los ojos se entrecierran
la realidad se reduce a la mitad
sólo cobra vida el tomar agua
o el perdurar en una silla
aunque eso no sea hablar de la vida
El tedio, las arrugas, no tienen que jugar
que haya ocasionalmente un campo
un brillo en una letra
cadáveres putrefactos al sol
blandiendo sermones en nuestras cabezas
para recordar el tiempo
inventando aquí y allá, bien y mal
donde la materia no es más que un suspiro
traído desde las inmensidades de una montaña
o de mi mirada en un instante
Así olvidar lo que quisimos engañar
pero no seamos tontos, al menos una vez
invoquemos en lo frío del concreto
y extraigamos de la tibia quietud
que resplandece detrás de un muro
y grita
¡Correr!
¡Volar!
¡Destruir!

En el imperio de lo efímero reina esa diminuta voz
delicada como un diente de león
y ruge bajo el sol relampagueante
entonces nos maravillamos ante tan imponentes palabras
perdida  la memoria de cómo hacer el camino
¡pero sabemos quiénes somos!
Sólo es cuestión de ir mezclando
de ser un caminante y un pintor
y nunca
nunca
cerrar.

El látigo carisma

La sonrisa del tipo carisma da en el blanco
y se activó la trampa en la que caíste
tonto ingenuo de tez pálida
sumido en el juego del dulce amo

Con esa boca fina cultiva las palabras
ciegas en manos de un flaco como vos
pero precisas y firmes en el látigo
que grita fuego y obedientes nos lanzamos al abismo

El tic-tac del reloj presiona los párpados
suaves en un irreflexivo dormir
latiendo como un engranaje, tosiendo al horario
mentiras, mentiras que no importan mientras creas

Besá el anillo, arrojate con gusto
no es bueno llevarle la contra a la gravedad
si la lógica elevada te persigue
rendite y ardé en un placentero suicidio

jueves, 3 de enero de 2013

Tranquilidad

En la mirada algo dispersa descansa una calma soberbia,
un brillo un poco apagado
Y de repente mi alrededor se llenó de una apacible indiferencia
todo se coloreó como en un sueño,
con contornos reducidos, inciertos
y es sólo ahí donde se puede disfrutar de algún tipo de aire
En lo onírico-mágico....
con un toque falso que da nostalgia
Entonces la vida es una fotografía
se renueva sin pensar
todo pasa sin pensar
sólo hay que saber respirar
y no es fácil recordarlo
porque de un momento a otro nos vemos estrellados contra un muro
derrotados por un pesado espacio silencioso que aplasta los hombros
Pero no hoy
Hoy es un sueño
y no me da tanta pena reírme o quedarme callado
no me da vergüenza que me mires
seguro alguna vez pensaste que yo era alguien
no es así, y creeme, no tengo por qué mentir
ni siquiera tengo que hablar, me basta con estar aquí
Entre esta cabeza y el miedo
aquí donde una lágrima es un destello de sol
y una palabra no significa nada
Mientras siga parado en esta montaña cálida
creyendo en esta piedra, lo que los otros no ven
hasta que llegue de vuelta a mi vigilia

(Y una vez allí, espero recordar ese soplo que dice que a veces, sólo a veces....todo está bien)