martes, 18 de noviembre de 2014

Condenados

"La biblia es el único libro que tiene sentido en occidente"

Estas palabras abren y cierran la totalidad de nuestro marco discursivo.

Oriente es como un pequeño zoológico en el que enjaulamos pensamientos extranjeros
para admirar irónicamente lo exótico
y arrojarle maní.

La gran ciudad es fruto de la tierra
que es fruto del espíritu.
No hay nada más inconcebible que desear el árbol de Dios.
No hay nada más ridículo que fingir que su conocimiento está prohibido,
cuando en realidad es imposible.

La religión domina todo,
especialmente la más sutil, la que está dentro nuestro
como un soplo que instaura un deseo.

Existe efectivamente un infierno,
allí habitan los no cristianos, valientes, fuertes
pero no lo suficiente para hacerle frente al gran universo de dolor vacío
entonces devienen salvajes, locos.

Quizás sea aún peor la sospecha altamente confirmada
de que no hay verdadero devoto.

Estamos atrapados
entre un látigo,
que nos obliga a hacer
y entre la venenosa maldición del lenguaje,
que engaña, que permite pensar algo cuando no hay nada.

¿Cómo no inventar, si la lucidez es la mayor desesperación?

Es imperativo que esto sea obra de un dios; el azar nunca sería tan cruel.
Y no es inocente que YO aparezca ahora y hable
justo después de la pregunta.

Tengo opciones, tengo caminos, tengo libertades
pero no tengo la fuerza para emprender ninguno.






jueves, 13 de noviembre de 2014

Sentir, pensar

Entregué mi alma. No fue con mano temblorosa, ni era una fría noche oscura. Se dio sencillamente, como un soplo, y mis partículas se esparcieron por el aire, separándose. Hubo momentos en que parecía una buena idea, las vanas risas brillando como oro derretido.

El aquí-ahora siente, sólo el pasado piensa, y el futuro no existe ni existirá nunca. Es fácil mirar las cosas con ojos estúpidos cuando no hay problemas. Otras circunstancias y eso se vuelve imposible, no hay punto medio. Es la única dualidad existente, cuyo nombre más simple es el sí y el no. Para algunos destinos no hay solución (en ellos, la lucidez es una preciada maldición), el resto no requieren más que tiempo y palabras. ¿Quién no sonreiría todos los instantes de su vida bajo la certeza de que hay una respuesta? No importa el mundo, ningún mundo, sólo sentir en el ahora eterno. Sin razonamientos, deberes, disputas, guerras, despertares, el aquí reclama la vida entera.

Pero es muy tarde para mí (curioso, que elija hablar de tiempo), pues he sido devorado, y yo mismo me metí voluntariamente dentro de las fauces del monstruo. Sentía que si me arrojaba al abismo volaría, o caería en el cielo, por una graciosa y paradójica ironía. Cuando pasó el tiempo y pude pensar, ya estaba en la caída infinita.

Soy pedazos, cada uno de ellos es una forma distinta de entrega a los otros. El máximo sacrificio es desconocerse, oscurecerse para echar luz hacia fuera. No vale nada, pero, si lo hiciera ¿cambiaría algo? Los otros no ven más que una muerte, y aún así creen ver singulares destellos. Hay vacío, hay otros, y yo me muestro otro, y yo me finjo otro, y yo me siento otro, y yo me muero otro. Salto, grito, concedo, acepto, desaparezco, lenta e imperceptiblemente. Desearía que no hubiera sucedido. Si se pudiera pensar en el aquí-ahora. Pero no. Entregué mi alma, ahora soy para los otros, ahora soy los otros, ahora soy nadie.

domingo, 5 de enero de 2014

Words


Las palabras se apilan en tus ojos
empiezan trepando por tu espalda
en un ascenso caótico

Impulsadas por el tiempo
crecen con las agujas de los relojes
que giran siempre hacia el mismo lugar
como girasoles

Y una vez que las palabras son fuertes
colgando de tus hombros con el peso de la historia
se tambalean, llenas de duda
no se decantan ni por un lado ni por el otro

Son torbellinos, aguijones que pican
su veneno viaja rápido a la conciencia
y crean el cruel mundo de la interioridad

Se turban
Se exaltan
Se erigen ídolos
Se mueven
entre risas y sollozos
y ahí es cuando las ves
Llegaron.

Palabras, Palabritas, Palabrotas
Papeles, Pluma, Tintero
Voces, Bocas, Oídos
Sabios, Tontos, Mentirosos

En tus ojos se puede ver
todo el fluir de las palabras
por aquellas aguas secretas

y son hombrecitos, bichitos
que mueven montañas

son sacerdotes y verdugos
que pontifican

son nuestra verdadera carne
que no dice nada.