miércoles, 31 de octubre de 2012

Adolescencia


...
Nunca supe empezar nada
Ni dar sentido a las cosas
Me dicen que busque mi centro
Y sólo veo estatuas de ídolos enfurecidos
Mi mano tibia los sobrevuela
Los ignora para amar a su diosa
Que llora flores de primavera
Tirado con ella en el lecho
Quemo poesía con ojos despiertos
Y busco un azul cristalino

Continúo este juego místico que se me impuso
El sí mismo más puro en el cielo y la tierra
Vida capaz de burlar toda trampa 
Luz fulgurante que atraviesa cualquier espacio
Y me deja estaqueado
Con la piel en llamas blancas
Que fluyen por mi cuerpo como aguas
Dando una lágrima inventada por nadie
Desenlazada entre esta historia de cuerdas
Imposible hallar siquiera un argumento

Ahora es este mundo donde respiro
Hogar de cuervos y árboles
Deleitados por la quietud de estrellas
Que también son distancia oscura
Que también son esta carne
Y yo mismo soy como un río
En el que corre la imaginación
Que sin darme cuenta atravesó el miedo
Dejando al aire llenarse de dios
Y revivo libre para cantar



sábado, 20 de octubre de 2012

Jadeo, cierro los ojos, respiro

Me subyuga lo imperceptible como látigo azotador
En una habitación carente de cualquier respirar
Mi mirada es desvaída, la agitación se acrecenta
Y un frío sudor recorre este cuerpo tembloroso
Mientras, entre jadeos, me pierdo en el pensar
Sin palabra, sin rima, sin luz
Sólo el rebotar entre tambaleos
La caída del llanto
Y un aullido atraviesa el aire
Pidiendo, por favor
Un poco de tranquilidad en este mar de caos

lunes, 1 de octubre de 2012

Dame

Me ahogo en tus silencios y me someto a tu mirada, que derrama su juicio sobre mi humildad temerosa y concede mínimas cuotas de sentimiento para que yo me aferre a esa luz velada.

Yaces en el cielo que me impongo como brillo, sin saber que vives ahí arriba, aún escuchando mis cantos que ensalzan, que gritan, y lloran, y ruegan, pidiendo tu respuesta.

No estoy vivo en el tímido frío donde me escondo, me vuelvo diminuto dentro de este valle oscuro, separado de ti por la imponente montaña que divide mi alma deseosa de tus ojos.

Mi rostro persigue la ascensión donde duermes, extiendo mis manos para alcanzarte en tu morada, buscando que mires hacia abajo a este hombre-niño, con la necesidad de un poco de tierra entre todas tus nubes.

Entonces dame cada una de tus estrellas, también tu piel que alimenta mi cuerpo, desciende a la montaña y permíteme subir hasta ti, para caer en un estallido de ser.