viernes, 5 de julio de 2013

La idea que irrumpe

No importa cuánto corra tu cabeza
sólo es un círculo que empieza y termina con la Muerte

Es como si hubiera una salida
pero las facciones de los ángeles
están hechas de arena que se moja
y cae pesando trágicamente sobre tus rodillas

Te doblegás
tus ojos miran desesperados al cielo
quieren gritar con voz bestial todo tu pecho
y en el rincón donde la luz te hace una estrella solitaria
los órganos y los pájaros siguen sonando
rodeándote de belleza inservible y vana
no son lanzas, al menos no perforan todavía
aunque tampoco levanten la carne,
aunque tampoco animen el espíritu

Las fauces del demonio invisible son tu peor jaula
son la locura que dirige tus manos hacia tu rostro
mientras tu boca tiembla de inexperiencia
tímidamente emitís más palabras para masticar
menos sinceras que un jadeo,
y por eso es que uno desiste del lenguaje,
porque es como una ilusión de mitología,
todos saben que no se puede sanar una herida con impurezas
simplemente se olvida que era una mancha
entonces las personas viven entre la miseria de la magia
desoyendo lo único valioso
el Amor y el Miedo

Entonces más vale desaparecer
como la luna y el sol que se miran enternecidos
o una pesadilla de perlas
por la que nos arrancaríamos la piel
desgarrando cada centímetro en un sacrificio hermoso
y vos lo hacés más que nadie
llorando más que nadie
porque la sinceridad es una especie de brillo
un manto que rodea de inefable transparencia
en ella, se puede ser cualquier cosa,
un asesino, una quietud taciturna
y no existe la culpa ni nadie que culpe

Sin las tinieblas de los hombres para salvarte
estás a merced de la fría luz que te delata
hace a tu rostro sublime e inerme

Te amo porque sos tan bello
altivo en tu noble vulnerabilidad
tu delicada y frágil postura de niño

Es verdaderamente una lástima
que seas como el oro
y que mueras bajo todas las flechas de la crueldad

Tu sueño de lágrimas es lo único por lo que vale luchar
aunque sólo queden los restos de tu pobre nacimiento
un cadáver cubierto por el velo de nuestro propio pudor

Yo, incluso fatigando incansablemente este círculo
te nombraré con el fuego de mi voz
reivindicaré la suavidad de tu divinidad
hasta quebrar todos los conjuros
para merecer esta libertad, y ejercitarla
teniendo la certeza, de una vez por todas,
de que esta vida no fue en vano