miércoles, 22 de mayo de 2013

Sólo sé que hay que sonreír

El ser humano está para olvidarse de la conciencia, que es el mejor invento del masoquista
y sólo sirven las herramientas que están implícitas en las reglas del juego
para hacer una grieta en el aire, derrumbar a este ser tan inmóvil que creemos en él.

Pero la literatura es la única excepción a los entes
lo que vuela y es sexo, aquel pájaro misterioso,
los vientos que resignifican lo bello
por eso no estoy llorando dentro del espejo del Otro
(el metafísico, el maldito terror del sol)

Aunque sepa que sufrimos
engañados por la convicción de la verdad
hundidos en las cándidas lágrimas del Ángel Compasión
¡No importa!

Alguien murió ayer, probablemente
y yo escucho los tambores del alegre desentendimiento
el hombre y la mujer, cualquier tipo de indignación
merecen ser objeto de la más cruda burla
aquella luz que resplandece en el vacío

Y todo esto es acorde con la musa
que me dicta, incrustada en mi pecho,
que gritar es una joya esmeralda
y yo creo en eso
así se vence el peso de la angustia

Hay que ser como una guitarra, la más pura ternura
en donde hasta las rocas y las balas cantan
entonces desapareceremos y no habrá ni un mísero odio


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