Desde el primer buen día a todos
o desde el primer momento de soledad
organizás tus oídos
para idear un contorno
del camino ascendente hasta el cielo
(el cielo es algo así como un progreso tuyo)
y todo se va tornando violeta
se enciende, satisfaciendo tu ambición
Pero los pájaros blancos comienzan a ser murciélagos enfermos
cayendo desde las nubes
convertidos en piedra por el dueño de tu cabeza
que te obliga a sentir lo inmóvil
(lo, en algún sentido, real)
para que te quedes con el argumento de lo mismo
y tu proyecto es un bosque
que es despreciado por la pared con la que se estrella
hasta llegar a un desvanecimiento leve
y nunca, jamás se ha movido un dedo
sólo un cuerpo silencioso sobre el lecho
sin violetas
sin contornos de caminos
sólo una roca con la que te destruís la mente
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