Yo te pido que abraces el mundo antes de que explote y sólo queden tus oídos zumbando, como esta música grave que suena y resuena.
"Estoy vivo", te dices a ti mismo. Pero todas las personas están vivas. Por lo tanto, no eres más que una persona. Entonces piensas un rato y concluyes: "Estoy vivo y tengo una esencia". Ese algo invisible, inefable, que un simple humano no posee (pues es incompatible con la comodidad de la mera existencia), cierta magia secreta que te define. No es oculta, no vaga subrepticia buscando la luz, sólo es indescriptible, pero muy fácil de sentir, de notar. Hay cosas que ni a la gente común se le escapan. Tienes alma, albergas brillo, eso es inmortal, y se te puede leer en la piel. Tus ojos expresan el universo en un lenguaje imposible que al intentarse descifrar se muestra como un juego de niños, o una baratija que se intenta vender como joya preciosa. Incluso ahora, que simplemente te hablo para que tu imperfección no te derrumbe, mis palabras suenan tan imprecisas, como torcidas. A pesar de tus gritos y llantos y miserias, debes aceptar tu vida con una sonrisa. Además, sabes que es inútil huir de ella, así como ella huye a toda definición.
Por eso te hablo, aquí, frente al espejo. Para que jamás tengas miedo de mirar al sol o hablarle a alguien, de arrojarte a los acontecimientos y vivir con ese optimismo que proviene de las profundidades de tu ser. Aprende a pensarte, atrévete a entender quién eres y así abrazarás al mundo. Así obtendrás todas las respuestas.
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