Vení para acá
Te tomás el tren, o de alguna otra forma llegás en un día o dos.
Hay todo lo que ves allá, distinto, pero está. Y es hermoso.
Venite che, que está genial.
Las nubes se ven mejor. ¿Alguna vez tus ojos sólo captaron cielo? ¿De izquierda a derecha, sin edificios? ¿No? Eso pensé.
Te rodean las montañas, es imponente. Las piedras de colores, pasto, arbustos. Nieve. ¡Hay nieve en los picos de las montañas!
Cada tanto se te tapan los oídos. Te mareás, pero te acostumbrás fácil.
El cielo es otro, las estrellas son miles y hermosas. Te lo juro, por doquier y como nunca las había visto.
¿Por qué no te venís? Hay luces y edificios como allá, pero con menos veneno.
Hasta la gente te saluda, te sonríe. Si sonreís allá te miran raro.
Están los paisajes, están los hippies que venden artesanías. Está todo lo que imaginás, y todo lo que no. En serio que es real, tanto como tus dedos cuando te peinan, o como las palomas.
Ah, ¿Y sabías que casi no hay palomas? Ni gatos, muy pocos gatos. Perros hay montones, lástima que la gente de acá los maltrate tanto. Pobres.
Vení, no seas tonto. Desconocés muchas cosas, como yo, pero yo estoy acá.
Vení amigo, vení y aprendé. Después te vas, está todo bien.
Qué belleza hermano! Me encantó mal. Tus palabras me transmitieron emoción y fascinación; a veces sonabas como un nene que descubrió los grandes bosques (los de palermo), y sintió grande interés. Me alegro mucho de esto que estuve leyendo, parece que salieron bien las vacaciones, no creés? Jajajaj, un abrazo querido, salud.
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