Me subyuga lo imperceptible como látigo azotador
En una habitación carente de cualquier respirar
Mi mirada es desvaída, la agitación se acrecenta
Y un frío sudor recorre este cuerpo tembloroso
Mientras, entre jadeos, me pierdo en el pensar
Sin palabra, sin rima, sin luz
Sólo el rebotar entre tambaleos
La caída del llanto
Y un aullido atraviesa el aire
Pidiendo, por favor
Un poco de tranquilidad en este mar de caos
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